[Halloween Especial] Cuadros

– 3 días para Halloween

Un hombre salió de cacería hace ya bastante tiempo, había estado deambulando por el bosque durante horas, había cazado lo suficiente y debía volver antes de que terminara de oscurecer.

Comenzó a caminar de regreso, pero su vista ya cansada y la poca luz que entraba del sol entre los arboles estropeaban la visibilidad, así que a tientas fue andando, supo que no podría salir del bosque muy pronto y comenzó a tener un poco de miedo, el ambiente y el clima se ponían un poco tenebrosos, pronto caería de lleno la noche y no podría andar seguro, a lo lejos pudo notar una tenue luz que salía de una lámpara de aceite colgada en una cabaña, se sintió un poco aliviado y se dirigió a ella.

Al llegar a la cabaña, que estaba un poco maltrecha, tocó la puerta, pero nadie respondió, volvió a tocar y una mano lo tomó por el hombro, el hombre se asustó y de un brinco atrás dio vuelta y miró a otro hombre de pesados bigotes parado a su lado, que con una sonrisa le dijo:

–Amigo no temas disculpa que te asustara.

El cazador se obligó a respirar despacio y a saludar a aquel hombre, pues en efecto lo había espantado, el hombre de los bigotes le comentó que él había encontrado la cabaña hacía tiempo y que pasaba las noches en ella cuando la noche caía y no podía regresar a tientas a su casa, que si gustaba podía acompañarlo esa noche. El cazador con gusto aceptó y entró, el hombre del bigote le dijo que volvería a salir y que regresaría en poco tiempo, solo iría por un par de leños más.

El cazador por fin entró a la cabaña, una sensación de estar siendo vigilado lo invadió de inmediato, pero estaba tan cansado que no le dio mucha importancia,  se dirigió a la puerta más cercana de los cuartos que encontró, no sin antes percatarse de la cantidad tan grande de cuadros que tenía la cabaña por dentro, los cuadros tenían personas… de hecho parecían vivas, parecía que sus ojos te seguían, algunos de los cuadros tenían horribles caras y rostros espeluznantes que no podía describir, le pareció interesante que una persona tuviera ese tipo de gustos en una cabaña tan escabrosa como esa, aun así continuo caminando al cuarto, pero curioso era que parecía no avanzar para llegar a la habitación, simplemente caminaba y caminaba, pero entre más caminaba los cuadros parecían cambiar, o aparecer más y más de ellos, con más y más rostros grotescos que parecían observarlo fijamente al pasar, algunas incluso parecían susurrarle cosas o entre ellas, los rostros no dejaban de verlo, los cuadros tenían pinturas con personajes casi salidos de una pesadilla, eran muy reales, casi como si fueran a salir de ellas y tomarlo por sorpresa.

El cazador comenzó a impacientarse al no llegar a su destino, hasta que por fin de pronto llegó a la habitación, al entrar se encontró con una cama y una silla, no sin ver otro montón de cuadros más, los cuadros tenían rostros aun peores que los anteriores y parecían enojados, tristes, deformes, inquisidores, pero estaba ya cansado y el temor que le invadía también lo estaba atormentando por lo que decidió no esperar al hombre de bigotes y dormir de una buena vez, así lo hizo se acostó y esperó a dormir, pero los cuadros parecían susurrarle y verlo dormir, sentía su presencia y su mirada en cada movimiento que él hacía, por fin pudo conciliar el sueño después de pelear con la mirada de los cuadros que lo atormentaban y los susurros que lo dominaban en la noche.

La mañana lo encontró por fin medio desvelado, medio dormido y aun un poco cansado por la noche anterior pero tan pronto abrió los ojos, noto algo extraño en la habitación, para empezar el hombre del bigote no había regresado y no lo escuchaba, como para pedirle una explicación, pues miró a todos lados y era verdad lo que sus ojos le estaban diciendo, caminó a la puerta del cuarto y salió solo para darse cuenta de que sus ojos no lo engañaban… el miedo le corrió por las venas y el sudor de le camino por la espalda, sus manos temblorosas tomaron su arma y su chaqueta que una noche antes había dejado en la silla y salió de la cabaña.

Una vez fuera, comenzó a observarla bien y no pudo entenderlo, pero lo creyó, le dio una vuelta a la cabaña para verla bien… tomó rumbo a su casa, no sin antes darse vuelta y observar por última vez la cabaña y notar que cada uno de esos cuadros que estaban por toda la casa, en el cuarto y en la ante sala, cada uno de esos cuadros con personas que lo observaba por la noche… eran en realidad ventanas.

Pictured

¿Algún cuadro al que le teman en sus casas?